En este post, un poco denso quería compartir contigo mi reflexión sobre el acontecimiento que ha llegado a mantener en su casa medio planeta, un tema que contribuye a mis reflexiones sobre lo que quiero hacer de mi “clown”.

Mi objetivo no es hacerte cambiar de opinión (tampoco compartiré exactamente la mía).
Escribiendo luché para no imponerte mis ideas, y así, respetar las tuyas. Creo que a pesar de las diferencias es tiempo de unión y no de división.

Espero que mis reflexiones puedan alimentar las de tu propio camino:

Si me hubieran dicho que el confinamiento ocurriría solo en otros países, hubiera pensado: “Bueno, ¡pues solo tendrán que aguantar y ya está!

Pero el hecho de experimentarlo por mí mismo… ha sido una gran lección de humildad.

Este periodo ha desvelado mucho en mí…y No lo calificaría de heroísmo 

Con altos y bajos, por no decir bajones, descubrí que tenía muy poca energía para “luchar” y adaptarme…. ¡tuve mucho miedo! Pero NO a la enfermedad, sino de otros temas que llegaron a aterrorizarme. Literalmente.

Estamos inundados de información sobre la cuestión, los relatos de la situación pueden llegar a ser totalmente opuestos según la fuente.
Nuestras opiniones inevitablemente están condicionadas por los medios que consultamos.  La lectura de la crisis puede llegar a ser muy diferentes entre las personas, llegando al punto de crear conflictos, cuando en el fondo compartimos los mismos valores.

Siendo de naturaleza escéptica, (y no hago referencia en mi perplejidad cuando me quedo largos ratos preguntándome cuál paquete de galletas de un mismo tipo y misma marca escoger…, eso es fuente inspiradora para payasos), en este caso me refiero a que cuando la mayoría de las personas “cree” algo, mis sentidos se ponen en alerta y tiendo a buscar información que va en sentido contrario (siempre que estén argumentadas). Soy así. Dudo de todo, hasta dudo que dudo de todo.

«Cuando te encuentres con que estás en el lado de la mayoría,
es el momento de hacer una pausa y reflexionar.»

Mark Twain

En otra época, por no pensar como los demás, por no entender la realidad tal y cómo la perciben, me hubieran llamado herético.
Estos mismos heréticos que fueron perseguidos, tienen ahora otro nombre: “complotistas”. Pero es importante matizar: los complots no los creo yo, así “complotologo” sería quizás un término más adecuado y el cual asumo…

  • ¿Por qué hemos aceptado que nuestros hijos tengan menos derechos que los perros durante el confinamiento?
  • ¿Si hubiéramos puesto una cerveza en la mesa de clase de los niños se hubieran podido abrir los colegios de manera normal?
  • ¿Cuál es el grado real de eficacia de salir a pasear para oxigenarse o incluso hacer deporte con la mascarilla puesta?
  • ¿Cuántas personas comprarían una película cuyo guion sea un héroe que salva el mundo quedándose en su casa (engordando y mirando Facebook y Netflix)?
  • ¿Por qué llamamos “social” media plataformas que excluyen cuentas que no piensen como los demás, pero para socializar en 3D necesitamos 2 metros de distancia?
  • ¿Porque defendemos la inteligencia de la naturaleza, pero NO confiamos en la nuestra y en nuestro sistema inmunitario?

¿Cuál ha sido tu reacción leyendo mis preguntas? Probablemente sea una de estas 4:

  1. No me has leído hasta aquí. Y lo que pienso te importa una m…(ahora que lo pienso, ni siquiera leerás esta línea)
  2. Acabas de pensar que durante el confinamiento comí demasiado…hasta unas cuantas de mis propias neuronas.
  3. Compartes mis dudas, y te alivia no estar solo al pensar “diferente” (ninguna propaganda a Apple aquí).
  4. No te habías planteado estas preguntas, pero te generan curiosidad para conocer cuáles son las razones que me hacen pensar aquello que pienso.

Sea cual sea tu reacción, como seres humanos tenemos tendencia a precipitarnos en juzgar a quién no piensa como nosotros antes de intentar entender a esta persona. Es un reflejo normal de supervivencia porque lo diferente está percibido por nuestros cerebros como una posible amenaza (en este caso a nuestras creencias).

Pondré siempre en duda mi entendimiento del mundo hasta encontrar un argumento más convincente. A partir de mi percepción y comprensión actual de la situación, me resulta capital, fundamental, esencial, quedarnos unidos a pesar de nuestras diferencias, sean reales o solo percibidas a partir de malentendidos.

Si hay diferencias importantes con las cuales tenemos que lidiar, creo que son “detalles” si las comparamos con las situaciones que están en juego como Humanidad y con las cuales tenemos que lidiar.

No es hora de dividirnos, oponernos, culpar o creer que el “otro” es nuestro “enemigo” o un posible peligro.

Es ahora indispensable para nuestra supervivencia reconciliarnos con aquello que nos hace humano.

Más que nunca, mi misión de ayudar a reconciliarnos nosotros y a los públicos, con y desde nuestra humanidad, me parece crucial. Mi herramienta principal es el clown. Un símbolo de Humanidad.

Durante el confinamiento, se pudo ver el otro como una fuente de peligro en vez de un aliado.

Creo que las artes escénicas realizadas desde el corazón, desde la pasión, son útiles para ayudar a las personas a reconciliarse consigo misma y con los demás, también para ser más conscientes frente a los acontecimientos que están ocurriendo y están por ocurrir: Las estrellas caen. (No te asustes. Es buena señal).

Estate atento. Y despierta tu humanidad.

Aquí 3 videos para probablemente ver las cosas ligeramente diferente  a los medios mainstream que han perdido su misión de informar.

Percepción sobre la salud

Mascarilla

Reflexión estimulante