Hoy es un triste día. Me enteré que Kiko se fue.

Su marcha marca el fin de una época muy importante del payaso. Kiko no era uno, sino más bien el último, de los auténticos Augustos.

Me entristece no haber sido capaz de aprovechar más esta enciclopedia y pieza fundamental de historia del payaso. Al menos queda esa entrevista que le hice en 2014.

Kiko sabía, conocía y experimentaba realidades del clown que me temo no tendremos más acceso.

Recuerdo abrumarme en su número en homenaje a Charlie Rivel en el Festival Internacional de Payasos de Cornella. Era tan delicado, sutil e auténtico que sin haber visto el número original en vivo, me pareció el Charlie Rivel tal que como me lo imaginaba.

Cuando lo entrevisté, me quedé conmovido e impresionado: estaba en presencia de un artista que había atravesado periodos increíbles para el payaso. Kiko había estado en contacto con los grandes de la historia. Y él también, porque no decirlo, era uno de los grandes.

Además, como su manera de hablar era tan cautivadora y todo en él respiraba el payaso, decidimos junto a un grupo de amigos, invitar a otros payasos a una cena donde el protagonista sería Kiko contándonos sus miles historias y anécdotas…

Fue sin dudas una delicia de noche.

Ha sido un privilegio haber podido presenciar a Kiko.

Esté donde esté, espero que este grande Augusto nos pueda inspirar nuestra alma payasa.